EL BRIGADISTA OLVIDADO
"S e instalaron en un hotel de la capital belga, cerca del Hospital donde tenían que nacer sus hijos. Todo se iba desarrollando en un clima de total normalidad, aunque para Neus i Marcel la espera fue larga i casi de infarto. Los dos estuvieron paseando arriba y abajo por el largo pasillo de la sala de maternidad, durante las casi dos largas horas de espera, hasta que una sonriente enfermera les dio la buena noticia. La operación de cesárea había ido muy bien y tanto los bebés como Meritxell estaban en perfecto estado. El pequeño Gerard y la pequeña Montserrat eran dos criaturas sanas y preciosas. De aspecto poco definido aún, aunque se perfilaban más bien pelirrojos y de ojos claros como su madre y su bisabuelo Gerard, o eso les pareció a ellos. Neus, muy emocionada y con la ayuda de Marcel, los cogió en brazos y se dirigió hacia la ventana para que se impregnaran de los primeros reflejos de luz de aquella ciudad que muchos años atrás había visto nacer a Gerard, el